La fotografía, el primer arte moderno

Desde siempre el ser humano ha sentido la necesidad de plasmar su entorno mediante imágenes que reflejen la realidad inmediata. Gracias a esto, ha desarrollado registros que quedan para la posteridad y transfieren el conocimiento a través de los años. En primer lugar, fue la pintura rupestre, luego el fresco y la pintura de caballete. La fotografía es una extensión de esta primera necesidad.

La fotografía deriva de los primeros daguerrotipos y de los estudios de los efectos de la luz sobre un lámina de cobre recubierta de yoduro de plata. Pero más allá del proceso químico en cuestión, los efectos de la luz sobre las superficies eran ya conocidos desde los tiempos de los griegos. Este proceso logró perfeccionarse y ser eficaz para su explotación gracias al fenómeno antes explicado.

La fotografía, aunque tiene un gran porcentaje de técnica y procesos químicos relacionados, es un arte delicado que necesita de un ojo especial y entrenado, un ojo de artista.

Los primeros fotógrafos eran retratistas que buscaban plasmar el mismo efecto de la pintura de retrato en las láminas de cobre. El proceso era lento, pero de igual forma la imagen era legítima y realista.

De todas formas, la fotografía nunca intentó reemplazar a la pintura, sino más bien llenar un espacio disponible que existía en cuanto al registro de situaciones cotidianas, medios periodísticos y cuestiones relacionadas.

Con el avance tecnológico la fotografía se logró masificarla y popularizarla a comienzos del siglo XX. En este periodo la fotografía aún se utilizaba mayormente para registrar sucesos históricos. Los fotógrafos de guerra si hicieron necesarios y cubrir noticias mediante el registro fotográfico se hizo parte de la nueva práctica periodística.

Pero más allá de esta necesidad, la utilización de esta herramienta por parte de algunos artistas de las primeras décadas del siglo XX, los que experimentaban con este medio, elevó a la fotografía a una nueva condición dentro de las ramas artísticas.

Muy pronto aparecieron grandes artistas que basaban todo su trabajo en la exposición fotográfica, en la incidencia de la luz en las superficies fotosensibles y en objetos que transformaban la luz en formas abstractas y expresivas.

Con el pasar de los años otros artistas profundizaron en la capacidad expresiva de este instrumento, y reflejaron la realidad del mundo y las sensaciones que podían producir los contrastes, las texturas, la exposición de la luz y el encuadre.

Finalmente, la fotografía ha derivado en movimiento, en los cuadros por segundo, y ha nacido el cine, que no es más que este arte en una nueva función temporal. La fotografía sigue expandiéndose y, hoy por hoy, todos podemos probar este arte con tan solo un clic.