La correcta sensación de movimiento y la narración en el cine dependen casi por completo del montaje fotográfico. Básicamente, esta acción involucra la acción de montar un fotograma sobre otro y cómo estos se van sucediendo para lograr el ritmo deseado.
El montaje fotográfico, por lo general, es realizado por un experto fotógrafo, el cual ayuda al cineasta o director a plasmar su visión sobre el celuloide.
Tener en cuenta cómo se desarrolla la acción es fundamental para tomar una buena determinación a la hora de montar los fotogramas en la película. El montajista o editor de cine debe tener un ojo acucioso que concuerde con la intención del director y su motivación.
A partir de lo que el director incorpora y deja fuera del cuadro, el montajista debe promover la secuencia para generar un devenir correcto de la narración. Por esto mismo, en la fotografía siempre debe tenerse en cuenta una acción implícita que puede ocurrir o que se sugiere. El ojo del espectador hace lo necesario para rellenar un vacío explícito.
En este momento, el cine no es ilusión de movimiento, sino proyección personal de los deseos del espectador, lo que lo hace aún más fascinante.